martes, 10 de junio de 2008

Y yo con estos pelos...

¿Se acaba el mundo? A ver, por favor, que alguien se moleste en explicarme qué ha pasado con el universo en general, dónde está escondido el sentido común y quién es el guionista de esta americanada. Por favor... sólo falta algún loco diciendo que nos invaden los extraterrestres, que es el Apocalipsis, que ya lo dijo Nostradamus o similares... ¡Todos como locos a montar nuestro búnker!

Lo primero, lo que más me importa, lo que más me duele y lo que más rabia me da es que la sanidad pública madrileña está en las últimas, y a ella sí que se le administra morfina poco a poco para que no salga a la luz su dolor. Mi padre lleva ingresado desde el viernes 6 de junio, por una operación supuestamente sin complicaciones y bastante simple. El sábado por la mañana debería haber estado en casa, pero no, estábamos hablando de un hospital público madrileño y de que las cosas salieran como deberían salir, luego hablábamos de un imposible. No pongo en duda que, efectivamente, muchos casos de epidural tienen efectos secundarios, no critico que pueda pasar, es lógico, todos somos humanos y nos equivocamos, vale... Lo que me crispa enormemente es el pasotismo, la desinformación, la prepotencia y el abandono. ¿Tiene derecho un paciente a saber por qué se encuentra genial de su operación pero no puede moverse de la cama por otras causas? No, en Madrid no. ¿Tiene derecho un paciente a que su médico le informe por qué se marea y se retuerce de dolor por algo que no tenía que ver con su dolencia? No, por supuesto que no. ¿Tiene derecho un paciente recién operado a que se le trate como persona? No, en tal caso si lo desea pase usted por otra clínica con la cuenta corriente por delante. Increíble. A día de hoy, mi padre sigue exactamente igual y ningún médico se ha dignado a explicarnos nada. Todo son “quizás” “lo mismo” y “no lo sé” acompañado de un “son cosas que pasan” o “hay que aguantar”. Después de perder su historial, papeles de las pruebas que llevamos, no servirle la cena ni el desayuno porque nadie se había molestado en pasar los datos al ordenador, hacerle firmar papeles ya en la mesa de operaciones y derjale una pastilla a las 12 de la noche diciendo “se la tiene que tomar a las cuatro” (pues tendrás que pasarte tú a las cuatro a dársela, ¿no? Que está recién operado y pretenderá dormir...), después de todo, resulta que te tienes que callar, aguantar y dar las gracias por seguir respirando. Alucino... Entre eso, las nefastas instalaciones, que el hospital se cae a trozos, y que si necesitas algo nunca hay... Esperanza Aguirre está consiguiendo con creces su propósito, la sanidad pública se encuentra en estado terminal. Y la gente no se queja... Allí sólo protestamos nosotros, el resto pues bueno, pues “tendremos que aguantar”.

Entonces sales del hospital, con la moral por los suelos, pensando que la gente o es idiota o lo disimula muy bien, y te encuentras con que no, que no disimula. Que los transportistas protestan y piden medidas absurdas que no solucionan nada y agravan más la situación. Que nos quieren instaurar una jornada laboral de 65 horas, ¡a tomar por culo todo lo conseguido! Que la gente hace colas en las gasolineras y los supermercados como si se acercara la Tercera Guerra Mundial. Que se habla de hambre en el mundo y nos es indiferente. Y lo único que tengo son ganas de gritar que son imbéciles. ¿Qué colapsas las carreteras? Pues quédate ahí 6 meses si quieres, no vas a solucionar nada. ¿Qué acabas con todo lo que encuentras en el supermercado? Se te pudrirá en casa y lo único que conseguirás es que la semana siguiente cueste el doble. Las crisis, las putas crisis y las alarmas sociales las creamos nosotros, por idiotas, por ser del género bobo. En vez de protestar donde hay que hacerlo, en vez de pensar a su debido tiempo, en vez de actuar con lógica, buscamos los planes más absurdos y destructivos, los menos racionales y más desordenados, y esos son los que llevamos a cabo.
El o la que encuentre el sentido común, por favor, que lo reparta, que ese sí que está en crisis y bajo mínimos. Hasta entonces aquí sigo, acordándome de todos los “listos” que pensaban que estúpidas acciones por mero afán de poder no tendrían ninguna repercusión en el precio del petróleo ni en la economía mundial. Seguid, seguid echándole la culpa a Zapatero, “listos” que somos muy “listos”...

1 comentario:

minglas dijo...

la verdad es que la sanidad pública deja bastante que desear ultimamente, al menos en Madrid, parecemos borregos en vez de pacientes (por la forma en que nos tratan principalmente).
Espero que tu padre se recupere pronto.