jueves, 14 de febrero de 2008

Y yo que hoy tenía que repartir flores...

Mañana hace cinco años de la gran manifestación contra la guerra de Irak. Fuimos muchos los que no dudamos en salir a defender la PAZ por las calles de Madrid y de toda España. Y no nos escucharon. Gritamos hasta quedarnos sin voz y se taparon los oídos. No nos tuvieron en cuenta.
Apenas un año y un mes después vivimos las consecuencias en Madrid. Las sufrimos nosotros, los mismos que cogimos esos trenes un año antes para alzar nuestras voces. Aquel 15 de febrero de hace cinco años mi mejor amigo tenía voz. Hoy, 14 de febrero de 2008, yo soy su voz, todos somos su voz, y no voy a dejar que caiga en el olvido. Por eso no voy a dejar de recordarle al Partido Popular, a su entonces presidente Aznar y a sus siervos y criados ultraderechistas que fueron más que cómplices y causantes de la mayor masacre de nuestro país. Pídannos perdón y asuman su culpabilidad en vez de esconderse como ratas en las cloacas de la indecencia.
Pidan perdón por las lágrimas
Pidan perdón por las heridas, las que cicatrizan y las que jamás lo harán.
Pidan perdón por la ausencia.
Pidan perdón por la siempre presente pérdida.
Pidan perdón por el miedo, por el terror.
Pidan perdón por las pesadillas, por las noches sin dormir.
Pidan perdón por la angustia.
Pidan perdón por la desesperanza.
Pidan perdón por su arrogancia.
Pidan perdón por dejarnos solos.
Pidan perdón por no escuchar.
Pidan perdón por anteponer su poder a nuestras vidas.
Pidan perdón, seguimos esperando.
Pidan perdón hasta que se les seque la voz, hasta que las lágrimas inunden sus pensamientos abriendo las puertas de la conciencia y les hagan sentirse pequeños, minúsculos, diminutos ante todo el terror que provocaron.
Pidan perdón hasta que no puedan más, hasta que no puedan pronunciar una sola palabra sin sentir el vacío en el corazón, ese que nos dejaron a nosotros en cada vagón de tren.
Pidan perdón hasta que les calen los huesos, hasta que cada poro de su piel rezume clemencia por saber, por entender, que se equivocaron y no supieron aceptarlo.
Pidan perdón hasta que su vida no tenga sentido sin la piedad del pueblo al que traicionaron, hasta que no puedan dormir pensando en todas las vidas que destrozaron.
Pidan perdón hasta desgañitarse, hasta quedarse mudos, hasta no saber pronunciar más palabra que un lo siento.
Pidan perdón porque no tendrán su conciencia tranquila hasta que no lo hagan, y nosotros no vamos a parar de recordárselo una y otra vez, un día, y otro día, hasta que su propio tormento acabe por consumirles.


...y yo que hoy tenía que repartir flores

estoy llorando en Madrid como en Bagdag...

1 comentario:

Maka dijo...

Es una vergüenza que tengamos que soportar esta sarta de desfachateces. Por eso hoy, todos a manifestarse a Leganes, por el Doctor Montes 18h.