Víspera de Reyes... últimas compras, últimas carreras para encontrar aquello pedido o aquello barato. Me he levantado y San Fernando estaba envuelto en una niebla que anuncia el fin de unas fiestas que no quieren irse. ¿Será eso? ¿Las nubes bajan a intentar retener las “buenas intenciones” de estos días? O quizá sólo están tristes y bajan al suelo para no escuchar los gritos de terror de quienes se esconden de las bombas... quién sabe.
Yo no entiendo de burocracias, no entiendo de papeleos, leyes y protocolos; por eso precisamente no puedo entender que cuando los Derechos Humanos pasan a ser un simple papel manchado de sangre sin valor alguno nadie haga nada, los elegidos para intervenir en estos casos no hagan nada, que aparten la vista y escurran el bulto por entramados de cualquier clase que no quiero conocer que todos estos conflictos llevan siempre de la mano. ¿No les duele? ¿No les da un pinchazo el corazón cada vez que vuelven a casa sin haber hecho absolutamente nada por personas que están aterrorizadas? Si dos niños se pelean en el patio de un colegio por una pista de fútbol nadie deja que se peguen hasta matarse, pero volvemos a los entresijos que llevan detrás estos conflictos, esos que al parecer valen más que las vidas humanas.
No seré yo quien defienda a Hamás, no seré yo quien defienda el extremismo ni la provocación, pero ¿qué se esperaba? ¿Buenas caras y sonrisas? Israel ha ido ahogando a Palestina, ha ido desangrando Gaza gota a gota, “Siembra odio y recogerás venganza”. Y ahora entran a destrozar casas, escuelas, hospitales, recursos y vidas, muchas vidas... ¿de qué nos sirve entonces el sufrimiento del pueblo judío? ¿Para qué nos sirve la historia, los muertos, el dolor? ¿Para repetirlo? ¿Para volcar el miedo y el sufrimiento en odio contra otro pueblo? ¿Por qué aún con está niebla aquí se ve todo tan claro y dónde tiene que estarlo todo es turbio y borroso?
No entiendo nada... pero a mi sí me da pinchazos el corazón.
Yo no entiendo de burocracias, no entiendo de papeleos, leyes y protocolos; por eso precisamente no puedo entender que cuando los Derechos Humanos pasan a ser un simple papel manchado de sangre sin valor alguno nadie haga nada, los elegidos para intervenir en estos casos no hagan nada, que aparten la vista y escurran el bulto por entramados de cualquier clase que no quiero conocer que todos estos conflictos llevan siempre de la mano. ¿No les duele? ¿No les da un pinchazo el corazón cada vez que vuelven a casa sin haber hecho absolutamente nada por personas que están aterrorizadas? Si dos niños se pelean en el patio de un colegio por una pista de fútbol nadie deja que se peguen hasta matarse, pero volvemos a los entresijos que llevan detrás estos conflictos, esos que al parecer valen más que las vidas humanas.
No seré yo quien defienda a Hamás, no seré yo quien defienda el extremismo ni la provocación, pero ¿qué se esperaba? ¿Buenas caras y sonrisas? Israel ha ido ahogando a Palestina, ha ido desangrando Gaza gota a gota, “Siembra odio y recogerás venganza”. Y ahora entran a destrozar casas, escuelas, hospitales, recursos y vidas, muchas vidas... ¿de qué nos sirve entonces el sufrimiento del pueblo judío? ¿Para qué nos sirve la historia, los muertos, el dolor? ¿Para repetirlo? ¿Para volcar el miedo y el sufrimiento en odio contra otro pueblo? ¿Por qué aún con está niebla aquí se ve todo tan claro y dónde tiene que estarlo todo es turbio y borroso?
No entiendo nada... pero a mi sí me da pinchazos el corazón.
Aunque Jorge ya subiera esta canción, y aunque no recuerdo si entre tantas canciones suyas ya la he subido alguna vez, Marwan es uno de mis cantantes favoritos, hijo de madre española y padre palestino, sigue erizando mi piel como el primer día. Y aunque tenga alguna canción que habla precisamente del tema, de Gaza, de Palestina, de Israel, del miedo, la muerte, la sangre... me parece mucho más bonita esta.
Que os traigan muchas cosas los Reyes... si han conseguido llegar desde Oriente.
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