Porque llevo toda una vida pensando que las ideas no se compran ni se venden, simplemente se sienten. Porque me han enseñado y demostrado que luchar por algo en lo que crees es sentirte útil, sentirte vivo. Porque creo que si defiendes algo que tú mismo traicionas por afán de poder, publicidad o protagonismo dejas de ser íntegro. Porque me hierve la sangre cuando veo a algún autoproclamado defensor de unas ideas pisarlas y denigrarlas sólo para hacerse notar, riéndose de todos aquellos que han luchado y luchan día a día por defenderlas.
Por eso… por eso estoy cabreada. Precisamente por eso.
1 comentario:
Ese es uno de los quebraderos de cabeza que nos trae a más de uno por el camino de la amargura...Defender algo, creer en alguien, y que luego de decepcione porque en realidad no es como pensabas que era o lo que opinaba o defendía....
Todo cambia, los tiempos, las personas y sus ideas...
Un saludo, Diego.
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