lunes, 8 de septiembre de 2008

Esperaré...

09:33 de la mañana. Mucho sueño. Mucho enfado.

A las 8 y media estaba en el centro de salud. Mi médico de cabecera un encanto, como siempre. Las chicas de recepción a su rollo, como siempre. Les doy el papel para que me den cita para el ginecólogo mirando la agenda de octubre para que no me coincidiera con nada en la facultad… Pues no, no me coincide con nada de la facultad. Básicamente porque como tenemos un hospital nuevo que iba a agilizar las consultas y disolver las listas de espera, pues sólo tengo que esperar hasta el 29 de diciembre. Increíble… “¿Te viene bien?” Pues hombre, no lo sé… ¿sabe usted qué va a hacer los últimos días del año? ¡Qué suerte oiga! Yo no...

Y ahora ¿qué? ¿Le mando una carta de agradecimiento a míster Güemes y a tita Espe? No, aquí no se queja nadie…

jueves, 4 de septiembre de 2008

Había una vez un circo...

Ayer, después de los nervios de un examen y el cansancio de los días de estudio, me fui a que me mimaran un poco. Que me fui a la peluquería, vamos. Como es de suponer, siendo mi hermana peluquera, pues me fui a que me cortara ella el pelo, me tiñera y me dejara monísima de la muerte. Y aquí es cuando llega el quid de la cuestión… La peluquería está en La Moraleja.

Llegué antes de las dos del mediodía, y claro, es zona azul, pues intento dar vueltas para aparcar en un sitio que no tenga que salir cada dos por tres a cambiar un papelito y porque de dos a cuatro y media no hay que ponerlo. Me pongo a dar vueltas, y vueltas, y más vueltas… todo el rato el mismo recorrido: una avenida y una rotonda. Total, que llegué a la conclusión (obvia, por cierto) de que no hay nada como tener dinero para hacer lo que te dé realmente la gana. Tal cual. Pongámonos en situación: voy a entrar a una rotonda, por ella viene la policía, en medio de la rotonda hay un jaguar parado con su conductor hablando por el móvil (genial, ¿cuánto cuesta ese coche que no tiene ni bluetooth?), a mi derecha un coche parado atravesado en una de las salidas de la rotonda con las puertas abiertas y el dueño vete a saber tú dónde, porque no había nadie alrededor. La pregunta del millón… ¿qué hace la policía? (Redoble de tambores….) ¡Preguntarme a mí que por qué doy tantas vueltas! Se me abrieron tanto los ojos que lo mismo pensaron que estaba hasta colocada. Muy fuerte. Yo a cuadros, con el jaguar parado ahí en medio y el tío hablando por teléfono tan tranquilo, el bmw atravesado en una salida, y yo que estoy venga a dar vueltas para buscar sitio me llevo el interrogatorio. Aaaah se me había olvidado que mi coche no cuesta más de 4 millones de pesetas, así que allí soy persona non grata. Me costó reaccionar, pero bueno, al final aparqué, puse mi papelito para los diez minutos que quedaban y entré a la peluquería traumatizada. Luego dicen de los “barrios bajos”… y que quede claro que no quiero generalizar, que solamente eran dos coches y dos policías, lo mismo son sólo ellos los que pasan de las normas en general, pero estoy segura de que si por buscar aparcamiento me preguntan indignadísimos que qué hago, me llego a parar yo en la rotonda a hablar por el móvil y me cae una multa bastante considerable. En fin… la próxima vez que vaya alquilaré una limusina o algo, a ver si así me integran.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Wake me up when September ends...

Septiembre… la vuelta. La vuelta de todo. Por volver ha vuelto hasta Bom Bom Chip, que volviendo para casa han puesto una canción suya en la radio, de remember total.

Vuelve el tráfico, el trabajo, los exámenes… Cuando volvíamos a San Fernando en septiembre después de pasarme todo el verano en La Cabrera, para mí era hasta especial. Esa vuelta, esos días tan vacíos y tan llenos en los que no tenía clase pero teníamos que hacer tantas cosas…

Hoy todo ha cambiado pero sigue siendo igual…

Seguiré buscando en septiembre